jueves, 8 de agosto de 2013

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Ella tenía cicatrices en sus muñecas.
Me daba curiosidad, no podía entender porque una hermosa chica como ella se cortaría las muñecas, todas las noches.
Recuerdo que le pregunte el porqué.
Me dijo ''¿Sabes como la anestesia hace sentir mejor a las personas?''
Allí fue cuando entendí.
Ella continúo;
''Cortar mis muñecas es como mi anestesia hace que me olvide de todo, me hace sentir mejor''
Ese día llegue a la conclusión, este mundo es un misterio, todos tenemos algo que nos hace sentir mejor.
Algunas personas fuman, otras toman antidepresivos, otras escriben, otras escuchan música y algunas se cortan.
 Todos tenemos nuestro propio tipo de anestesia. 

jueves, 1 de agosto de 2013

Adolescente víctima de acoso suicida en Canadá.


Amanda Todd escapó del infierno en el que vivía hace tres años, pero esta vez no se mudo de escuela o de casa: La joven residente la Columbia Británica se suicidó. Un mes antes había contado su ''historia interminable'' en Youtube para inspirar a otras personas agobiadas también por el acoso. La odisea de esta adolescente había comenzado cuando apenas cursaba séptimo grado.

En unas sesiones de chat en la webcam alguien le pidió que mostrara sus senos. Amanda accedió, inocente, sin sospechar que ese segundo le costaría la vida. Según contó en su vídeo ''Mi historia: Lucha, intimidación, suicidio, autoflagelación'', un año más tarde un desconocido la comenzó con distribuir su foto semidesnuda si no exhibía para él. En la navidades la policía vino a su casa para informarle que el acosador había enviado las imágenes a otras personas.

 Amanda cayo en un abismo de depresión, ansiedad, pánico... Encontró falsas salidas, en el alcohol y las drogas. Enfermó. Cuando pensó que lo peor había pasado su victimario abrió una pagina en Facebook con la maldita foto e envió a los amigos de la nueva escuela. La adolescencia es una edad cruel. Según su testimonio, ninguno de sus condiscípulos la apoyó, todos se apartaron de ella como si padeciera una enfermedad contagiosa.

Pero su descenso al infierno no había concluido. Una nueva mudanza de escuela, otra pausa para creer que podía comenzar desde el inicio, sin la sombra de la vergüenza y el desprecio. Entonces empezó a conversar con un muchacho y pensó que finalmente alguien se interesaba por ella. El fugaz romance concluyo con una semana grotesca frente a todo el colegio: La novia del chico la empujó y la golpeo ''¡Nadie te quiere aquí!'', le grito. Él observaba complacido la escena.

Y después la agobiaron con bromas en Facebook porque había intentado suicidarse con lejía. Algunos dijeron que había muerto.

Amanda sobrevivió a los químicos, buscó ayuda especializada su familia también la respaldó. Sin embargo cada amanecer se preguntaba: ''¿Por qué estoy aquí todavía?'' a los 15 años justo la edad cuando nacen los grandes proyectos de la adultez, ella había extraviado todos los motivos para hilvanar un día con otro. ''No tengo a nadie. Necesito a alguien'', escribió en la penúltima oración de su vídeo mudo.

Las estadísticas oficiales asegura que el suicidio en la adolescencia a disminuido en la última década en esa provincia canadiense. La profesora Jennifer Shapka, una experta en intimidación de la Universidad de Columbia Británica, considera que la muerte de Amanda alertaría sobre la existencia del fenómeno en la región, según la declaraciones Toronto Sun. Otra especialista criminóloga  Brenda Morrison, indicó al Vancouver Sun que la sociedad del país norteamericano se ha acostumbrado ver el acoso como un problema institucional, ajeno a la comunidades. La policía por su parte, investigan las causas del suicidio.

Amanda sufrió los efectos de la intimidación durante tres años. Lanzo gritos de ayuda en Youtube hace 9 meses. Hoy miles de persona lamentan el desenlace de su historia en las redes sociales y la noticia a dado la vuelta al mundo. Ni los titulares, ni los comentarios en Facebook, ni las pesquisas policiales le devolverán la vida. Su vídeo silente en blanco y negro es otra prueba en contra de esa gran asesina en serie: La indiferencia humana.