sábado, 18 de mayo de 2013

Me pierdo.


No me hables, ¡déjalo ya! ¿no vez que estoy intentando dejar mi mente en blanco?

Cállate ¡me pierdo!

No puedo controlar la situación y no se da cuenta de que no me importan sus problemas. Si ni siquiera le conozco, pero me habla como si fuéramos amigos de toda la vida. Mientras oigo palabras sin sentido intentando escuchar mi silencio, pero me pierdo.
Es demasiado trabajo, marcar un si con la cabeza cada final de la frase y escucharme ami al mismo tiempo. No puedo, me pierdo.
Cuando por fin logro encontrar una posible voz interior y me concentro plenamente en ella, mi interior conecta con en el exterior y de nuevo me pierdo entre múltiples conjuntos de letras llamadas palabras.
No lo distingo... ¿Qué me dices? ¿Qué me digo?

¡Basta!

¡Estoy harta de oír y escuchar! ¡Cállate!

Imagino mi mente en blanco y consigo tener mi mente ocupada en tener la mente en blanco, pero vuelvo a oír sin querer escuchar una maldita palabra.
Hallo mi mente más allá, pero el más allá no es un buen lugar para mi mente porque... me pierdo.

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