viernes, 21 de junio de 2013

Hay veces que cuando más necesitas a alguien o algo, no tenemos ni nada ni a nadie.


Hay veces, justo cuando más lo necesitas, que no hay nada. No hay nada en la tele, no hay nadie con quien hablar, no hay música que escuchar por que todas las canciones porque ya te las sabe de memoria, no hay nada que leer, no hay vecinos a los que espiar y no puedes ahogar tu pena y rabia en comida porque... Porque no. No es sábado, no puedes irte de fiesta y bailar hasta que salga el sol; Y tampoco son horas porque suele ser bien entrada la noche, cuando estamos en nuestra cama tendidos, agotados, pero sin poder dormir, cuando todos nuestros pensamientos, nuestros problemas, infinitas cosas en las que habíamos parado a pensar en todo el día... Se agolpan en nuestra mente en segundos. Lo que más desearías en este momento es poder dormir, relajarte, soñar... Pero no puedes. Y está es una de esas veces que, justo cuando más lo necesitas, no hay nada. Te tienes a ti, y ante una mala noticia como la recibiría ese día y si nada más que te consuele o distraiga, no tienes nada más que unas palabras en tu mente, breves, pero intensas, que al fin y al cabo, son mejor que nada.

1 comentario:

  1. a ratos es cruel el destino que nos deja vacios, que nos deja sin alma, que nos deja sin nada, solo mirando un agujero que queda en nuestro corazon vacio, sin amor solo una amiga inseparable y lejana pero siempre fiel y apegada llamada soledad.

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